Petroglifo do Castriño de Conxo

Municipio: Santiago
Parroquia: Santa María de Conxo
Lugar: O Castriño

 

Accesibilidad: Media. El acceso no está señalizado, pero hay un panel interpretativo a un lado de la estación rupestre. El camino no presenta especiales problemas de tránsito, aunque a veces la vegetación oculta parte de su trazado.

 

Acceso: Se llega a través de la carretera nacional 550 que une Santiago con O Milladoiro, en la calle Volta do Castro. Poco después de pasar los supermercados Eroski y Lidl y antes de llegar a la rotonda hay que desviarse a la derecha. Se coge un camino que pasa del lado de la empresa Tredess 2010 y sube al Castriño de Conxo. La roca se encuentra en el parapeto del castro, al lado del cierre con red metálica de la Finca da Rocha, donde actualmente se encuentra el restaurante Alabarda.

 

Descripción

Esta es la estación rupestre más destacada del Parque Compostela Rupestre, el petroglifo de armas más conocido de Galicia, el primero de su tipo y ser descubierto en el noroeste y uno de los más estudiados por los investigadores.

El hallazgo se realizó a finales de mayo de 1935 y el protagonista fue el joven Ramón Sobrino Lorenzo-Ruza, que contaba apenas 20 años. En ese momento estaba en compañía de su padre Ramón Sobrino Buhigas, el primer gran estudioso del arte rupestre gallego. El acontecimiento debió marcar la vocación posterior del chico, que continuó por tierras de Compostela el camino iniciado por su progenitor.

En ese mismo año, en julio, Sobrino Buhigas, publicaría su gran obra el “Corpus Petroglyphorum Gallaeciae”, en la que no se llega a incluir el petroglifo de Conxo.

El hallazgo tuvo una importancia trascendental, pues se trataba de la primera estación conocida con representaciones de armas. Esta circunstancia permitió hacer una primera propuesta cronológica para el arte rupestre gallego a partir de la tipología de las diferentes armas que aparecen en el panel.

Los grabados se sitúan en una roca de granito de unos 8 metros de largo y 3 de ancho, localizada justo en el parapeto de un poblado fortificado de la Edad del Hierro, conocido como O Castriño de Conxo.

Al largo de la piedra se pueden ver una gran variedad de figuras entre las que se reconocen 4 alabardas, 9 espadas, 2 puñales y 4 figuras triangulares. Estas últimas son las más controvertidas, pues han recibido diferentes interpretaciones entre los investigadores. La hipótesis más generalizada es que se trata de algún tipo de escudo (escutiformes), pero también se interpretaron como ídolos, carros, figuras antropomorfas o incluso estandartes. El escutiforme más completo constituye también la imagen más conocida e icónica del panel. La forma triangular presenta un apéndice con líneas paralelas en su ángulo inferior, una especie de corona en la zona superior también con una serie de líneas paralelas y una especie de orejeras en los laterales.

En cualquier caso, el vínculo de estas representaciones con el mundo de la guerra parece a fuera de toda duda y el detalle en la representación de algunos puñales y alabardas, en los que aparecen los mangos, nervaduras y los remache, permite identificarlas cómo armas de cobre pertenecientes a los primeros momentos de la metalurgia, en la Edad del Bronce (entre finales del II milenio y comienzos del II a. C.). Se trata de objetos metálicos de prestigio, que estarían evidenciando un aumento de la jerarquización social y el poder creciente de las élites guerreras.

La presencia de estos elementos antiguos (Edad del Bronce), sobre un yacimiento cronológicamente más moderno (castro) es aún discutido entre los arqueólogos. Algunos sostienen que los grabados habrían perdido su uso y significado en la Edad del Hierro y otros argumentan que la construcción de murallas y otros edificios sobre grabados anteriores no sería casual y podrían seguir jugando un papel relevante en estas sociedades.

Las representaciones de armas son poco frecuentes en el noroeste y las estaciones que se conocen actualmente están muy localizadas. Algunas de las más importantes con figuras similares son Ancha Pedra (Dumbría) y Agua da Laxe (Gondomar).

Visibilidad

Es uno de los petroglifos más fáciles de ver prácticamente a cualquier hora del día y en cualquier condición de luz. Los motivos mejor conservados son además los más icónicos, el escutiforme de mayor tamaño, junto con los puñales situados al lado. Están precisamente en la zona que desenterraron los Sobrino en 1935 y por eso fueron expuestos a una menor erosión. Sin embargo, la mejor hora para ver los grabados es la primera hora de la mañana, para aprovechar la luz rasante del sol, ya que todo el arco del sur y sureste se encuentra más despejado de vegetación.