Municipio: Ames.
Parroquia: San Tomé de Ames.
Lugar: Oca
Accesibilidad: Media. No están señalizados, pero se sitúan en una peña de granito muy visible desde ala aldea de Oca. Están justo en el límite de la propiedad de una vivienda particular. Se llega hasta ellos a través de un camino de monte donde la vegetación dificulta a veces el acceso. Se recomienda también precaución debido a la altitud de la roca, pues hay riesgo de caídas y resulta resbaladiza en los días de lluvia.
Acceso: Los grabados se encuentran en la aldea de Oca a unos 10 kilómetros al norte de Bertamiráns. Al llegar al núcleo, de frente a la capilla doCorpiño de Oca, se toma una pista asfaltada a la izquierda. Se continúa por esta vía y al pasar las últimas casas se coge un camino de monte a la izquierda que sube hasta el afloramiento donde están los grabados. Para acceder a la roca se recomienda rodear la peña y subir por su cara sur.
Descripción:
El petroglifo se encuentra sobre una peña de granito, llamado O Pedrouzo, en su parte más elevada y en un emplazamiento con excelente visibilidad sobre el entorno y hacia aldea de Oca, que le da el nombre.
Los grabados son todos geométricos. Se disponen sobre una roca de granito muy irregular que presenta numerosas grietas naturales y también fracturas provocadas por trabajos de cantería tradicional, que afectaron a varios de los motivos. Sobre esta laxpiedra e se aprecian varias decenas de cazoletas dispersas y unas 10 combinaciones circulares de diferentes tipologías, algunas con cazoleta central, otras sin ella, y varias compuestas con hasta 5 anillos concéntricos y surcos radiales que unen el centro con el exterior de la figura.
Estas insculturas son conocidas desde antiguo, pues fueron descubiertas por Gustavo Varela G. de Caviedes, quien posteriormente se las mostró a su amigo, el arqueólogo Ramón Sobrino Lorenzo-Ruza. Los dos visitaron el lugar el 26 de mayo de 1946, pero la lluvia impidió el estudio pormenorizado de la estación, por lo que Lorenzo-Ruza volvió en agosto del año siguiente.
En un artículo publicado por el experto en 1951 describe, en relación a este petroglifo, cual era su peculiar procedimiento de trabajo y registro de los grabados en aquel momento: «… fue preciso limpiar la pena de musgos, liqueness y tojo que la cubrían, pintar los motivos con negro de humo, para hacerlos resaltar, y extender una red de cordel, la misma que durante sus indagaciones usó mi padre, la cuál forma así sobre la peña, cuadrados de cincuenta centímetros de lado, que sirven para situar los motivos en un papel milimetrado, del cual se obtiene luego dibujo exacto del petroglifo» (Boletín de la Real Academia Gallega, 1951).
Visibilidad
En el momento de su descubrimiento los motivos ya se encontraban bastante erosionados. A esta circunstancia se le añade el hecho de que la roca está cubierta por sedimento, abundantes líquenes y musgos, lo que dificulta la visualización. Sin embargo, la visita es recomendable pues es una de las estaciones más con mayor número de motivos geométricos del territorio del parque Compostela Rupestre. El mejor momento para la observación de las insculturas es la primera hora del día, ya que la luz rasante del sol permite apreciar mucho mejor los motivos y la roca gana espectacularidad.