A historia de los petroglifos de Santiago de Compostela comienza en 1935 con el espectacular descubrimiento de la estación rupestre del Castriño de Conxo por Ramón Sobrino Lorenzo-Ruza y su padre Ramón Sobrino Buhigas. Desde entonces, hasta la década de los 80, los nuevos hallazgos van a ser escasos a pesar de tratarse del municipio que acoge la Universidad de Santiago, donde se formaron la mayor parte de los historiadores y arqueólogos gallegos.
El petroglifo de Codesedas (1941), Correxíns (1948), la Pedra que Fala (1968) son algunos de los ejemplos que poco a poco fueron apareciendo en las publicaciones especializadas en las siguientes décadas.
Los primeros años de la Xunta de Galicia hicieron llegar nuevos trabajos y nuevosdescubrimientos. En el año 1983 se firmó un convenio entre la Xunta de Galicia y la Universidad de Santiago para acometer el «Plan de Catalogacíon Arqueológica Interprovincial de Galicia». Dentro de este marco, entre marzo y mayo de 1985, se realizó una prospección arqueológica del Ayuntamiento de Santiago y el resultado de la misma fueron dos importantes trabajos: en 1986 la tesis de Licenciatura de María José Soto Barreiro, Los petroglifos prehistóricos de lana comarca Compostelana y en 1987 la Catalogación de Yacimientos prerromanos de él Ayuntamiento de Santiago. En estas dos obras se todavía se recogen apenas 6 estaciones rupestres para todo el término municipal.
El número comenzará a incrementarse progresivamente desde finales de la década de 1990 e inicios del siglo XXI con los trabajos de prospección del territorio realizados en relacion a diferentes proyectos: los estudios de impacto en la red de gasificación, prospecciones puntuales en los núcleos de Rubios, Monte Pedroso y especialmente con los trabajos de redacción del Plan General de Ordenación Municipal aprobado en 2007.
Sin embargo, el momento de mayor despegue del arte rupestre en Compostela, fue desde 2013 gracias al trabajo de los miembros del Colectivo a Rula. Auténticos apasionados del patrimonio cultural gallego, descubrieron un conjunto rupestre excepcional tanto por el número de estaciones rupestres como por su variedad temática en el Monte Sano Miguel (Parroquia de Villestro), en el limite entre los ayuntamientos de Ames y Compostela. Buena parte del trabajo de esta asociación y de la historia del arte rupestre compostelana fue recogida en una exposición temporal realizada por el ayuntamiento de Santiago en el Centro de Interpretación de Villestro (CIVI) en 2015. Este fue uno de los primeros peldaños para la creación del proyecto del Parque Compostela Rupestre.