Ames

La Investigación

Ames fue el primer ayuntamiento de la comarca de Compostela en el que se tuvo noticia del hallazgo de grabados rupestres. A comienzos del siglo XX Oscar Lojo-Batalla Sampedro, que sería posteriormente alcalde de Ames durante la II República, descubrió dos impresionantes estaciones: A Peneda Negra (Ventosa, Santo Estevo de Covas) y Monte Castelo (Santo Tomé de Ames).

Tiempo después, en 1909, el propio Oscar Lojo guió hasta estas rocas al azabachero santiagués Enrique Mayer y al dibujante Enrique Campo Sobrino, de la Sociedad Arqueológica de Pontevedra. Este último elaboró unos fantásticos dibujos de los grabados para ser exhibidos en la Exposición Regional Gallega que se iba a celebrar en Compostela en ese mismo año. Las láminas de Campo Sobrino se conservan en la actualidad en el Museo de Pontevedra.

Las investigaciones sobre arte rupestre en el municipio no se retomarán hasta décadas después con Ramón Sobrino Lorenzo-Ruza. Este arqueólogo, que trabajó como aparejador en el ayuntamiento de Santiago y fue maestro de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios, recorrió el territorio de la comarca Compostelana haciendo nuevos descubrimientos y divulgando los grabados en la prensa y publicaciones científicas.

A través de sus escritos y de su agenda arqueológica nos llegaron noticias de algunas estaciones en Ames durante las décadas de los 40 y 50, como las ya citadas de Peneda Negra y Monte Castelo (1948 y 1949), el petroglifo de Oca (1946) y otros aún no localizados hasta el momento como los grabados de Labanquiños o el de Liñaredo (1950). En estas exploraciones tuvo cómo acompañantes habituales a Oscar Lojo y a Gustavo Varela Gutiérrez de Caviedes, catedrático de ciencias naturales en el Instituto Cervantes y maestro en la Universidad de Santiago de Compostela.

Desgraciadamente la prematura muerte de Lorenzo-Ruza en 1959 supuso un parón de décadas en la investigación del arte rupestre del territorio de Ames.

A inicios del siglo XXI se redactó el Plan General de Ordenación Municipal y en su catálogo arqueológico la situación no había cambiado mucho respeto a la época precedente, pues apenas se citaban 5 estaciones rupestres.

Sin embargo, a partir de este momento se van a suceder pequeños hallazgos como los petroglifos do Vilar, en 2006, durante los trabajos arqueológicos vinculados a la construcción de la carretera AG-56; o la catalogación de varias estaciones en el 2007 como consecuencia de las prospecciones realizadas después de las oleadas de incendios forestales del año anterior. En este último trabajo se localizaron algunos grabados como Os Batáns, Os Pachóns, Espiñeira o Chan do Monte.

El gran salto se produjo, sin embargo, a partir del año 2013 gracias a la labor del Colectivo A Rula, un grupo de aficionados entusiastas, procedentes de diferentes disciplinas que encontraron una significativa concentración de insculturas en el denominado Monte San Miguel, entre los ayuntamientos de Santiago y Ames. En este área se incorporaron dos nuevas estaciones al territorio de Ames (Pinal 2 y 3) y este sería el inicio del camino hacia nuevos hallazgos.

Uno de los grandes acontecimientos arqueológicos de los últimos años fue el redescubrimiento en 2015 del impresionante petroglifo de Monte Castelo por miembros del Colectivo. Ya en 2018, los medios volvieron a hacerse eco de la noticia del hallazgo de 13 nuevos grabados en las parroquias de Ortoño, Piñeiro, Covas, Agrón, Biduido y Bugallido, gracias a la colaboración de diferentes vecinos y técnicos locales, con lo que la relación de estaciones conocidas se amplió notablemente.